Cuando el valor rompe el silencio

Le tiemblan los pies a la niña. Voces lejanas se confunden con el chirriar de la camilla. Tiene miedo, como antes no lo tuvo. El rostro cansado y la sonrisa tímida de su madre a la puerta del quirófano se difuminan en mil otros rostros desfigurados entre la retina y el sueño. "Vas a estar bien", le dijo una voz, voz que ahora se disuelve en el rumor de enjambre al acecho que puebla la enorme sala de operaciones donde el ojo ávido de la lámpara hace a Olga más pequeña e insignificante. Alguien le ata suavemente las manos con unos cordeles, alguien le sube los pies sobre una altura.
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